El 8 de enero de 2016, el Exeter City cobró su premio de lotería. Los Grecians recibían al Liverpool en la Tercera Ronda de la FA Cup. Fueron 90 minutos de fútbol intenso, con un gol olímpico y una imagen icónica: Jürgen Klopp en la rueda de prensa, sorprendido por el ambiente. El empate obligó a un segundo acto. Esta vez, en Anfield. El modesto Exeter tendría que visitar el templo de los Reds.
Después de aquel encuentro, muchos aficionados comenzaron a escribir la historia que pocos conocían sobre el Exeter.
Hay que remontarse a 1904. En uno de esos 365 días nació oficialmente el Exeter City Football Club, fruto de la fusión entre dos clubes locales. Su primera aventura competitiva fue en la Plymouth & District League. Apenas cuatro años más tarde, en 1908, ya disputaban la Southern League, todo un logro para una institución tan joven.
El Exeter City se recuerda, sobre todo, por sus aventuras en Sudamérica. En 1914, el modesto club inglés jugó varios partidos en tierras brasileñas, incluyendo un duelo ante la selección de Brasil. En aquel combinado debutó un joven delantero llamado Arthur Friedenreich. Desconocido para muchos, este jugador figura en varias fuentes como el máximo goleador de la historia, con más de 1.300 tantos. Se dice que Friedenreich disputó su primer partido con la ‘Canarinha’ frente al Exeter City.
Dejando atrás esta joya histórica, imprescindible para entender parte del ADN del fútbol, volvamos a los Grecians. Tras la Primera Guerra Mundial, el club vivió años de altibajos, acosado en más de una ocasión por problemas financieros que pusieron en jaque su supervivencia.
El equipo es conocido por su particular y debatido apodo: The Grecians. Si alguna vez, querido lector, tiene la oportunidad de visitar el sur de Inglaterra, no olvide pasar por Exeter. Sus calles, plazas y casas poseen un encanto singular. Pero, sin duda, lo más importante es su estadio. Porque allí, entre cánticos y camisetas rojas, nace una identidad con historia.
Si alguien pregunta por el sobrenombre del club, algún aficionado se encargará de relatar las múltiples teorías que lo explican. La más popular entre los seguidores del Exeter City es esta: en 1726, se representó en la ciudad la conquista de Troya. Los habitantes de St. Sidwell interpretaron a los griegos. Años después, durante un rudimentario partido de fútbol entre Exeter y St. Sidwell, los de este último barrio se autodenominaron The Grecians. Aquel equipo formó parte de la fundación del Exeter City Football Club, y el apodo quedó para siempre.
Además, el club presume de tener entre sus seguidores a dos nombres ilustres. Uno es Chris Martin, vocalista de Coldplay. El otro, nada menos que Michael Jackson, quien fue nombrado Miembro Honorífico del Exeter City Football Club. Sí, ese Michael Jackson.
En 2003, el Exeter City tocó fondo. Los propietarios del club fueron suspendidos tras detectarse graves irregularidades en la gestión. Y como si eso no fuera suficiente, el equipo descendió a la National League tras una temporada para el olvido.
Dos años antes, un grupo de hinchas con visión de futuro había creado una plataforma: el Exeter City Supporters’ Trust. El objetivo era claro: algún día, tomar el control del club. Tras años en la sombra, miles de aficionados comenzaron a unirse a la iniciativa. Y en 2003, llegó su momento. Tras largas y complejas negociaciones, el 5 de septiembre, la Trust adquirió el 53 % del Exeter City. Así comenzó una nueva era. Una era que partía con una deuda de 4,5 millones de libras. Varias asociaciones, junto con la pasión de los hinchas, aportaron el oxígeno económico necesario para resistir.
El gran alivio financiero llegaría en 2005. En la Tercera Ronda de la FA Cup, el sorteo emparejó al Exeter con el Manchester United. Y el partido sería en Old Trafford. Contra todo pronóstico, los Grecians sacaron un empate sin goles. La hazaña les llevó a un segundo partido, esta vez en casa. Ese doble enfrentamiento generó más de un millón de libras en ingresos, una suma clave para aliviar la deuda. Desde su fundación, la Exeter City Supporters’ Trust ha contribuido con más de 2 millones de libras para sostener al club.
Además de sus fieles aficionados, hay un hombre clave en el resurgir del Exeter City: Paul Tisdale. En la campaña 2000/01, este elegante mediocentro llegó al club, donde permaneció seis temporadas. En 2006, colgó las botas para aceptar el desafío de dirigir al equipo. Y desde entonces, el técnico comenzó a escribir su propia historia.
Tisdale es uno de los entrenadores más longevos del Reino Unido, solo superado por un tal Arsène Wenger. Pero no solo destaca por su trayectoria. En el panorama futbolístico británico es también reconocido por su estilo impecable. Sus constantes cambios de look y su inseparable sombrero han sido motivo de curiosidad para la prensa inglesa. No es casualidad que el pasado 8 de enero, Jürgen Klopp recibiera esa icónica prenda directamente de manos de Tisdale. Un gesto tan simbólico como elegante.
Ahora el Exeter debe viajar a Liverpool con toda esta historia a cuestas. Y no será tarea fácil: el autobús tendrá que ser bien robusto si quiere cargar tantas anécdotas.
✍️ Pablo Cartas
🗓️ (09/01/2016)

Redacción Ligas Menores
